Efectos psicológicos de la pandemia y cómo manejarlos
Como ya sabemos, el COVID-19 produce afectaciones en el sistema respiratorio, pero sus síntomas no terminan allí. Las mayores consecuencias han sido psicológicas, con un gran reflejo en el aumento de los casos de suicidio en el país. Algunas investigaciones han encontrado que, estos casos podrían deberse a los duelos o las pérdidas significativas sumadas durante los últimos meses; como la muerte de seres queridos, perder el empleo y/o perder el número de actividades vitales (costumbres que incluso dábamos por sentadas).
El miedo al contagio y a padecer situaciones críticas como consecuencia de la enfermedad, son la clase de calamidades que más tensión e incertidumbre causan, y una de las prioridades psicológicas. A esto se suma incluso, el hecho de permanecer laborando en el hogar, que también ha incrementado el nivel de estrés y ansiedad.
Permanecer en un estado de alerta ante una amenaza, durante un tiempo prolongado, trae un precio real en los pensamientos y el cuerpo. Por lo tanto, es fundamental identificar e intervenir el estrés, para evitar que nos absorba.
Consecuencias psicológicas del aislamiento social
Algunos de los efectos psicológicos más comunes y que se han reportado con mayor frecuencia, como consecuencia de la pandemia, son:
Trastornos emocionales
Depresión
Estrés
Apatía
Irritabilidad
Insomnio
Trastorno de estrés postraumático
Ira y agotamiento emocional
Efectos Psicológicos para el Personal de Salud
Así mismo, se han visto reportes elevados de estrés en el personal de salud y en aquellas personas que proporcionaron servicios asistenciales, en contraposición con aquellos que no se vieron expuestos a estas condiciones.
Las enfermedades psicológicas referidas son:
Elevados niveles de agotamiento mental
Irritabilidad
Insomnio
Dificultades de concentración
Dificultades graves en la toma de decisiones laborales
Bajo rendimiento laboral
Efectos Psicológicos en la etapa de la infancia
Los niños son un grupo poblacional que no solemos tener en cuenta como víctima psicológica de la pandemia.
Sin embargo, se ha encontrado que los niños son más propensos a presentar:
Trastorno de estrés agudo
Trastornos de adaptación
Trastorno de estrés postraumático (aproximadamente el 30 % de ellos)
Los efectos suelen agudizarse, cuando por razones epidemiológicas, el protocolo de intervención requiere que el niño se separe de su familia o “cuidadores”.
Efectos Psicológicos en la adultez mayor
Así mismo, se ha encontrado que los adultos mayores son un grupo bastante vulnerado durante la pandemia COVID 19. Algunos adultos mayores han sido ignorados por sus familias e incluso “víctimas” de las grandes restricciones impuestas durante el aislamiento social. Esto influye de forma importante, debido a que en este lapso de tiempo disminuyen las redes de apoyo social y se reducen las actividades sociales.
Los estudios más recientes afirman que el confinamiento de los adultos mayores durante la pandemia, ha implicado un notable deterioro de la salud mental.
En ciertas investigaciones, se resaltan sobretodo las siguientes afectaciones:
Miedo recurrente a la muerte
Miedo a la separación de la familia
Insomnio
Pesadillas
Síntomas de ansiedad generalizada
Síntomas depresivos
Aparición de sintomatología obsesiva (lavarse las manos y el aseo frecuente de objetos de uso personal)
Síntomas de estrés postraumático y también el incremento de uso de sustancias, especialmente de alcohol
Así mismo, se ha identificado que las enfermedades preexistentes se han agudizado. Entre ellas, destacamos la diabetes, la hipertensión arterial, angina de pecho y eventos cardiacos, así como los trastornos mentales (trastornos depresivos, ansiosos, obsesivos-compulsivos, el abuso de sustancias psicoactivas y déficit neuro-cognitivo).
Sobresalen estos últimos, que después de la pandemia se han identificado como dolencias y afectaciones del funcionamiento cognitivo. Se ha evidenciado también un incremento en el número de adultos mayores con síntomas demenciales o de deterioro cognitivo leve (DCL).
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¿Cómo disminuir el impacto provocado por las nuevas condiciones de vida?
(después del origen del COVID 19)
Te dejamos aquí algunos consejos para manejar los efectos psicológicos que puedan haberse derivado de la pandemia. Recuerda: “todo es temporal, tú puedes y juntos vamos a lograrlo”.
Manejo de la información: Es importante que comprendamos las situaciones que están pasando y que les demos un sentido. Aunque es necesario mantenernos informados, también es necesario evitar la sobreexposición a la información en las situaciones que cada persona pueda identificar como causante de efectos psicológicos (preocupación, ansiedad, irritabilidad, desesperanza aprendida, depresión...), de forma que estas reacciones emocionales no traspasen sus “recursos” de afrontamiento.
Aceptación: Comprender que las reacciones emocionales opuestas (ansiedad, preocupación, desesperanza, incertidumbre, irritabilidad, etc.) se presentan de forma esperable en una situación de pandemia y confinamiento, y que en general, son transitorias. Solo si son demasiado intensas, perduran muchos días, o interfieren con las rutinas diarias a nivel laboral, familiar, o en los lazos de amistad, y pueden volverse en circunstancias “desadaptativas” que quizá requieran de la ayuda de profesionales de la salud.
Recibir apoyo social: Fortalecer el contacto con los seres queridos y de confianza que puedan proporcionarnos apoyo (es decir familiares, amigos, etc.) o compañía, es una de las mejores estrategias para sobrellevar los cambios de vida derivados de la pandemia. Y será aún mejor si podemos generar una comunicación presencial en espacios abiertos (o en su defecto a través de videollamadas).
Dar apoyo social: A su vez, puede resultar fructífero proporcionar apoyo a otras personas que lo requieran (por ejemplo, personas mayores y/o solas), labor que puede ser tan beneficiosa para uno mismo como para la persona que la recibe. No está de más recordar, que si decidimos participar en actividades comunitarias (vivienda, vecindario, comunidad) debe ser utilizando las medidas de bio-seguridad.
Rutinas: Sostener los mismos hábitos (en la medida de lo posible) y establecer otras nuevas rutinas: horarios (para levantarse de la cama, para acostarse, horarios de comida, para trabajar, para el ocio, etc.) pueden contribuir a la regulación emocional y a la protección de la salud. Incluya rutinas de alimentación y conductas saludables que considere pertinentes para su estilo de vida.
Activación: Mantenerse activo mentalmente (con trabajo, lectura, música, actividades de ocio, etc.) y físicamente (a través de alguna rutina de ejercicio físico o baile), conforman unas excelentes estrategias para regular las emociones y el cuerpo.
Desactivación: Es de gran utilidad que las personas realicemos estrategias de “desactivación” (relajación, mind-fulness, etc.), que puedan complementar a nuestras estrategias de “activación”.
Compensación: podemos ocupar nuestro tiempo en cumplir metas pendientes, en los momentos que hemos destinado para descansar: por ejemplo, profundizar en la convivencia con la familia, leer un libro o ver una película que tengamos pendiente, dedicar más tiempo a otras (o nuevas) aficiones, etc.
Comida y bebida: Intentar comer sano y equilibrado, y no aumentar la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas o azúcares refinados, así como tampoco el alcohol, la cafeína, etc.
Por supuesto, el consejo más importante aunque parezca obvio, no te preocupes demasiado.
Si consideras que tienes algún síntoma negativo que hayamos nombrado aquí o algún otro que pueda estar afectando tu salud mental, siempre tendrás a la mano un chat o videollamada con nuestro equipo de especialistas (psicólogos, coaches, terapeutas) en doc doc.
El duelo es un proceso clave tras una pérdida, pero la falta de rituales, como en casos de COVID-19 y conflicto armado en Colombia, dificulta su elaboración y puede generar complicaciones emocionales. Estas pérdidas, marcadas por incertidumbre y trauma, destacan la importancia de apoyo psicológico y social para la sanación y reconciliación.