Hábitos para cultivar nuestra salud mental

Hoy vamos a hablar de hábitos que pueden mejorar tu salud mental día a día, pero antes de empezar, reflexionemos sobre qué significa realmente tener salud mental. A menudo pensamos que es estar siempre feliz y sin preocupaciones, pero la vida tiene altibajos. La salud mental no significa evitar por completo momentos de tristeza, estrés o preocupación. En realidad, se trata de tener las herramientas necesarias para enfrentar las diferentes situaciones de la vida con calma y resiliencia. Incluso en los momentos más difíciles, la salud mental nos permite mantenernos firmes y aprender de las experiencias, permitiéndonos seguir adelante con confianza y fuerza.

Para lograr esto, es importante trabajar en nosotros mismos y una de las herramientas que pueden ayudarnos es construir hábitos, es decir, acciones diarias y conscientes que nos permitan tener herramientas para vivir nuestra vida de una forma valiosa a pesar de las circunstancias que nos rodean.

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1. Descansa

Nuestro estilo de vida, cada vez más acelerado y centrado en la productividad, a menudo nos lleva a subestimar los espacios de descanso que son vitales para el cuerpo y la mente. Los humanos tenemos una cantidad de energía limitada y, al igual que una pila, necesitamos recargarnos para poder seguir con las actividades que requieren concentración, movimiento y productividad. Este hábito nos permite reponer nuestras energías físicas y mentales, para poder llevar a cabo nuestras actividades diarias. En esta categoría se incluye el sueño y los momentos de pausa, donde podemos disfrutar espacio para nosotros y aquello que nos genera tranquilidad.

¿Cómo?

• Encuentra tres momentos en el día para descansar y elige alguna actividad que te permita desconectar.

• Ten en cuenta que los momentos de descanso pueden ser desde unos minutos hasta algunas horas.

• Para encontrar esa actividad, intenta tener un momento de silencio y piensa qué necesitas en ese momento (puede ser una caminata corta, estirar, escuchar una canción, tomar agua, comer algo, conectar con alguien, escribir, hacer una siesta o no hacer nada)

• Crea una rutina que te permita tener tiempo suficiente para un sueño reparador.

2. Muévete

Si te detienes a pensar, cuando tienes alguna emoción fuerte, la sientes en el cuerpo, como tensión, pesadez o presión. Moverte de una manera que te guste puede ayudar a tu cuerpo y mente a sentirse mejor. El movimiento te ayuda a liberar la tensión acumulada en los músculos y a despejar la mente, ofreciéndote un espacio para renovarte y encontrar tranquilidad.

¿Cómo?

• El movimiento debe ser algo que disfrutes.

• No se trata de ser deportista de élite, sino de encontrar placer en el movimiento.

• Si no sabes qué te gusta, comienza a explorar posibilidades.

• Cada forma de movimiento cuenta, desde pequeñas caminatas hasta bailes en la sala.

• Incluso sesiones cortas de estiramiento pueden ser beneficiosas.

• No subestimes el poder de incluso 5 minutos de movimiento consciente.

3. Exprésate

Realizar acciones que te permitan expresar lo que piensas o sientes puede ayudarte a ver las cosas desde otra perspectiva o a organizar tus ideas frente a lo que estás experimentando. Es como abrir una ventana para dejar salir y entrar enseñanzas y aprendizajes de tu propia vida.

¿Cómo?

• Elige una forma para expresarte (Escribir, dibujar, pintar, hacer un collage, cantar, tejer, ilustrar)

• Encuentra un lugar tranquilo y busca los materiales necesarios

• Expresa alguna idea, emoción o pensamiento, permitiéndole fluir y salir.

4. Conecta

Como seres sociales, los humanos dependemos en gran medida de la interacción con otros para nuestro bienestar. Estas interacciones son como caminos de ida y vuelta. Por un lado, recibimos de los demás apoyo, comprensión y consuelo, creando lazos que nos fortalecen. Pero también estamos aquí para ayudar y acompañar a los demás. Este intercambio enriquece nuestras relaciones, dándole más sentido y propósito a nuestra existencia.

¿Cómo?

• Mantén el contacto con tus seres queridos de manera regular, procura estar cerca y disponible para ellos mediante saludos breves, mensajes o llamadas.

• Comparte momentos especiales juntos y piensa en actividades que puedan disfrutar en compañía.

• Sé receptivo y responde cuando te necesiten.

• Piensa en cuidar estas relaciones de la misma manera en que cuidarías de un jardín: dedicando tiempo y atención para que los lazos crezcan y puedan brindarse apoyo y compañía en cada etapa de la vida.

5. Aliméntate

Comer de forma saludable no solo beneficia nuestro cuerpo, sino también nuestro cerebro. Un cerebro bien alimentado nos ayuda a sentirnos mejor y a enfrentar los altibajos de la vida con más fuerza. Imagina que nuestro cerebro es como un músculo: si lo nutrimos con alimentos buenos, funcionará mejor. Esto significa que podemos manejar los desafíos diarios de una manera más positiva y con más claridad mental.

¿Cómo?

• Agrega frutas y vegetales a tu dieta.

• Limita los alimentos ultra procesados.

• Evita bebidas o alimentos que vienen en “paquete” y opta por opciones frescas y naturales.

Estos son solo algunos de los hábitos que puedes incluir en tu rutina para tener beneficios tanto en salud física como mental.

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