Glaucoma de ángulo abierto
El glaucoma de ángulo abierto es una enfermedad ocular crónica que se caracteriza por el daño progresivo del nervio óptico. El nervio óptico es responsable de transmitir la información visual desde el ojo al cerebro. En el glaucoma de ángulo abierto, la presión dentro del ojo aumenta gradualmente, lo que puede dañar el nervio óptico y provocar pérdida de visión.
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Aunque el glaucoma de ángulo abierto generalmente no causa síntomas perceptibles en las etapas iniciales, a medida que avanza, puede manifestarse con los siguientes síntomas:
Pérdida gradual de la visión periférica: Comenzando por la visión lateral y progresando hacia la visión central.
Visión borrosa.
Dificultad para adaptarse a la oscuridad.
Halos alrededor de las luces.
Si presentas alguno de estos síntomas puedes consultar con uno de nuestros profesionales para asesorarte.
Es importante tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, el glaucoma de ángulo abierto no produce dolor ni molestias visibles, lo que puede hacer que sea difícil de detectar sin un examen ocular adecuado.
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Los principales factores de riesgo para desarrollar glaucoma de ángulo abierto incluyen la edad avanzada, antecedentes familiares de glaucoma, miopía, diabetes y presión ocular elevada.
Si cuentas con alguno de estos factores de riesgo lo ideal es que seas valorado por un especialista de forma periódica. Solicita tu valoración aquí. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el glaucoma puede afectar a personas de todas las edades, incluso a niños.
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En cuanto a la prevención, aunque no se puede evitar por completo el desarrollo del glaucoma de ángulo abierto, existen medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo y detectarlo temprano:
Exámenes oculares regulares: Es importante realizar revisiones oculares periódicas, especialmente a medida que se envejece o si se tienen antecedentes familiares de glaucoma. Puedes solicitar una valoración por uno de nuestros oftalmólogos aquí.
Conocer los factores de riesgo: Mantenerse informado sobre los factores de riesgo y discutirlos con un oftalmólogo.
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El tratamiento del glaucoma de ángulo abierto tiene como objetivo principal controlar la presión ocular para prevenir daños adicionales al nervio óptico. Aquí hay algunas opciones de tratamiento comunes:
Gotas para los ojos: Se pueden recetar medicamentos en forma de gotas que ayudan a reducir la presión intraocular.
Cirugía: En casos más graves, puede ser necesaria una cirugía para drenar el líquido acumulado en el ojo y reducir la presión.
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En términos de pronóstico, si el glaucoma de ángulo abierto se detecta temprano y se trata adecuadamente, se puede controlar y retrasar su progresión. Sin embargo, si no se trata, puede provocar una pérdida permanente de la visión, incluso ceguera.
Recuerda que la detección temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales para manejar el glaucoma de ángulo abierto, ya que a largo plazo puede afectar seriamente nuestra visión.